martes, 24 de julio de 2007

Censura o 'El Jueves' secuestrado

No entiendo demasiado de política. Es algo que no me preocupa demasiado (mal hecho, quizás... seguramente) pero es que me da la sensación de que cada cual intenta venderte lo que quiere a través de lo que creen que tú quieres... Son como esos vendedores que te llaman a casa y te intentan endosar una enciclopedia que no te hace falta o cualquier otra cosa que no quieres y que te resultará un gasto innecesario...

Y no tengo directamente nada en contra de ninguno de los dos dos sectores; hacen su trabajo, es por lo que les pagan y tienen que hacerlo. También podrían acceder a cualquier otro tipo de trabajo, por lo que se me antoja en la mayoría de casos como algo "vocacional" (obviamente, muchísimo más en el caso de la política, por supuesto), aunque ya no cabría entrar en la situación en la que se encuentra cada cual para hacer qué o qué cosa...

Dejando claro que, a mí la política, ni fú ni fá (de hecho, la mitad de políticos me suenan por la revista en cuestión o por programas del corazón, hay que fastidiarse), sí que diré que de algo que sí entiendo, aunque sea un poquito y no lo tenga, es de sentido común.

Y el sentido común, el que se porta (o debería) en estos tiempos, y que aún, hay que decirlo porque está ahí, tiene muchas controversias y disparates en sus carnes, me hace ver lo absurdo de la censura en estos días...

Hoy en día, si bien estamos muy pero que muy atrasados en según que aspectos (y aquí generalizo a nivel global), una cosa en la que hemos evolucionado largo y tendido, tras mucho trabajo y sacrificio de unos cuantos, es en haber dejado latente nuestro derecho, el de todos, a poder expresarnos libremente, sin más represalias que un contrapunto o la réplica de un igual que, como tal, usa la misma herramienta que es su libertad de expresión para hacer saber su desacuerdo o su desconformidad con dicha opinión...

Así pués, si nos llevamos todo esto al terreno de la sátira y, concretando más, al antiguo oficio del humor gráfico, el sentido común me muestra como algo absurdo la censura hoy en día, en un mundo en el que necesitamos poder reirnos de las cosas malas y buenas que nos pasan para poder sobrevivir a la locura del caos de todo lo que nos rodea...

El Jueves, a sus 30 años, ha gozado de la libertad que los mismos autores o su editorial se han permitido, riéndose "sana(aunque canalla)mente" de todo lo habido y por haber...

Además, hoy en día gozamos de la posibilidad de denuncia contra la ofensa hacia la propia persona, que se puede llevar a un tribunal, y que, si es (supuestamente) razonable, nos paga daños y prejuicios que haya podido traer, siempre teniendo en cuenta que, si se hace una sátira sobre alguien real, este suele ser un personaje público y que, por tanto, su imagen es de carácter público, para buenas o para malas, por lo que no habría de extrañarnos esta libertad por parte de sátiros y humoristas ya que es algo que conlleva...

Por lo que encuentro totalmente absurda y ridícula la acción tomada y la situación de busca y captura de la revista como si de una cada de brujas o de la santa inquisición se tratara, que, por otro lado, ha conseguido el efecto contrario... que estamos en el s.XXI, por Diox!!!



Sigh... en fin... son dias tristes para los dibujantes y humoristas...

sábado, 21 de julio de 2007

Otro año

El tiempo no es más que una medida que ha buscado el hombre para tenerse controlado así mismo y poder organizar hasta lo absurdo el maravilloso caos que debería ser la vida.

El tiempo es un amo hetéreo e intangible que te esclaviza y te somete a su paso, viéndote impotente e inútil ante su voluntad.

El tiempo es lo único que gastas y malgastas y jamás volverás a recuperar, si no es invirtiendo más del mismo en hacer cosas que no has hecho, dejando de hacer otras cosas que podrías hacer y que, tal vez, intentes recuperar en otro momento.

El momento es la unidad de tiempo que no existe hasta que llega y que tarda en llegar de forma inversamente proporcional al deseo de uno porque llegue.

El ahora, así como el presente es la unidad de tiempo que jamás es real, pues el ahora transcurre mientras se le menciona, y el presente es futuro hasta que llega, y se convierte en pasado mientras nos planteamos el disfrutarlo.

El tiempo es relativo y subjetivo a cada persona puesto que, aunque tal vez un segundo dura un segundo, dicho segundo es más corto cuando te emocionas, disfrutas o te sientes feliz y agusto, y es más largo cuando sufres, te asustas o te aburres.

El paso del tiempo es más evidente cuando aparecen las nuevas generaciones y se les ve crecer. Una nueva perspectiva que te conciencia, más si cabe, del inevitable y rápido paso de éste.

Los años pesan cada vez más, hasta que llega el momento en que se hacen cada vez más ligeros.

Porque faltan unos. Llegan otros. Otro año más. Y aquí estamos.

martes, 17 de julio de 2007

Somos frágiles...

Pocas cosas hay tan frágiles como la vida humana.
En un momento, todo puede dar un bestial giro de 180º, sin previo aviso, sin preguntar si es buen o mal momento, y hacerlo cambiar todo por completo...

Lejos estamos de comprender siquiera una ínfima parte del por qué estamos aquí, de cual es nuestro objetivo en esta vida... En un solo instante, cosas que nos preocupan, que nos parecen tan inmensamente importantes, pierden toda esa importancia...

Cambian nuestras prioridades, nuestra manera de ver las cosas... ¿Por qué preocuparse tanto de ciertas cosas, vanales y sin valor más allá del económico o social, si en un mal momento o en un mal giro podemos dejar de estar aquí... ?

Hay que disfrutar cada momento y, sobre todo, hay que disfrutarlo con aquellos a los que realmente aprecias... con aquellos a los que quieres. No vale la pena marcar distancias sin necesidad, por riñas infantiles y perfectamente sorteables o que se pueden arreglar solo con hablarlos...

Vale la pena conservarles. Vale la pena disfrutar. Vale la pena vivir...

jueves, 12 de julio de 2007

Declaración de intenciones...

Hay ciertos momentos, momentos contados aunque cada vez más recurrentes, en los que es inevitable echar un vistaza atrás y plantearse la vida de uno...

Has pasado tantas cosas, has tomado tantas decisiones, que tu vida es muy diferente de como era hace un año, hace cinco...

Porque cambias, aunque no te des cuenta, porque vives contigo mismo cada día, cada instante, y es lo que hace que no te percates de los pequeños cambios, pero que sólo hace falta que te detengas un momento a pensar para verlos...
Porque cambias tú, y cambian los que te rodean... y cambian aquellos a los que ya no ves tan a menudo pero que se siguen cruzando en tu vida de forma esporádica...

Y entonces te planteas tu vida... y te la replanteas. Haces una nueva declaración de intenciones respecto a lo que has conseguido con ella y a lo que esperas conseguir...

Ayer comentábamos, que, por x o por y (me tomaré mi tiempo más adelante para hablar al respecto, porque es uno de tantos temas que me fascinan y obsesionan) el ser humano es alguien que jamás estará plenamente satisfecho con lo que ha conseguido en su vida.. que siempre buscará más... que siempre podrá conseguir más de lo que tiene, más de lo que ha conseguido...

Las personas no pueden estancarse, no pueden asimilar que su vida ha llegado a un rol estático que no va a aportarte más de lo que el mismo día a día te ofrece, por muy perfecto que sea... siempre va a buscar ese aliciente, esa chispa, esa esperanza de cambio, de evolución que te haga querer despertarte día a día y seguir con tu vida...

Tal vez sea ese momento, en el que te sientes tal vez estancado, ya sea a plano profesional, personal, emocional o Intelectual...

Puede que sea el momento de hacer una declaración de intenciones...

domingo, 8 de julio de 2007

Vueltas...

La vida da tantas vueltas...
Está tan llena de casualidades que hay momentos en los que me cuesta no creer en el determinismo. Porque en los momentos en los que menos te lo esperas, pero quizás en los que más lo necesitas, te reencuentras con personas o suceden cosas que parece que están tan calculadas que no es posible que sólo sea cuestión de azar.

En realidad, me gusta creer un poco en el destino. Es una forma de quitarme algo de carga, de pensar que no todas las decisiones que he tomado en mi vida han sido solamente mías, sino que "estaba escrito".
Así puedo perdonarme un poco por todo aquello que hice y de lo que a veces me arrepiento.
Así puedo pensar que mi vida sigue un camino, y que al final de ese camino alguien o algo me espera, y que no camino hacia el vacío, hacia un agujero negro.
Me gusta pensar que por muchas decisiones que yo tome no conseguiré engañarlo y finalmente acabaré donde estaba predestinado que acabara.

Porque así, por lo menos, dejo mi vida en manos de algo que hace encajar todas las piezas del puzzle, y yo, dejo de ser una pieza que busca su lugar desesperadamente...

lunes, 2 de julio de 2007

Caras

Caras. Centenares y centeneras de caras. Cada día.
Por la calle, en el autobús, en el metro... miles de caras con las que te cruzas a diario. Un tumulto. Una masa de gente a veces aparéntemente uniforme.
No recordarás más que alguna de ellas al final de la jornada. No recordarás más que una o dos que te hayan llamado especialmente la atención por destacar en algún rasgo, en algún aspecto, durante un par de días o tres... tal vez una semana...

¿Te has fijado alguna vez en todas esas caras? Esas caras que pertenecen a cada anónimo, a cada igual... seguramente, día tras día, siguiendo el mismo ritual, la misma pauta, la misma habitual monotonía diaria, comienzan a sonarte, a resultarte familiares, al ser casi las mismas caras de todos los días, a la misma hora, en el mismo lugar...

Porque esas caras pertenecen a toda esa gente que se sumerge en su quehacer diario al igual que tú... con sus problemas, con sus alegrías...

No puedo evitar, a veces, mirar al gentío y preguntarme por qué este, esa o aquél, parece tan triste, o está sonriendo, o en qué piensa o qué parece anhelar...

Miles de historias que se cruzan en tu camino cada día...

Y tú... otra cara más...