sábado, 21 de julio de 2007

Otro año

El tiempo no es más que una medida que ha buscado el hombre para tenerse controlado así mismo y poder organizar hasta lo absurdo el maravilloso caos que debería ser la vida.

El tiempo es un amo hetéreo e intangible que te esclaviza y te somete a su paso, viéndote impotente e inútil ante su voluntad.

El tiempo es lo único que gastas y malgastas y jamás volverás a recuperar, si no es invirtiendo más del mismo en hacer cosas que no has hecho, dejando de hacer otras cosas que podrías hacer y que, tal vez, intentes recuperar en otro momento.

El momento es la unidad de tiempo que no existe hasta que llega y que tarda en llegar de forma inversamente proporcional al deseo de uno porque llegue.

El ahora, así como el presente es la unidad de tiempo que jamás es real, pues el ahora transcurre mientras se le menciona, y el presente es futuro hasta que llega, y se convierte en pasado mientras nos planteamos el disfrutarlo.

El tiempo es relativo y subjetivo a cada persona puesto que, aunque tal vez un segundo dura un segundo, dicho segundo es más corto cuando te emocionas, disfrutas o te sientes feliz y agusto, y es más largo cuando sufres, te asustas o te aburres.

El paso del tiempo es más evidente cuando aparecen las nuevas generaciones y se les ve crecer. Una nueva perspectiva que te conciencia, más si cabe, del inevitable y rápido paso de éste.

Los años pesan cada vez más, hasta que llega el momento en que se hacen cada vez más ligeros.

Porque faltan unos. Llegan otros. Otro año más. Y aquí estamos.

0 comentarios: